Cuando se aplica corriente eléctrica directa a un conductor, el flujo de corriente o el movimiento de cargas eléctricas, crea un campo electromagnético (que es un tipo de energía como la luz solar, ultravioleta, rayos x, ondas de radio, etc.) alrededor del conductor, propagando una onda de tres dimensiones hacia el exterior de este. Al remover la corriente, el campo se colapsa, propagando de nuevo una onda. Si la corriente se aplica y remueve repetidas veces por un periodo de tiempo o si la aplicación de la corriente es tal que altere en polaridad por un periodo de tiempo o si la aplicación de la corriente es tal que altere en polaridad por un periodo uniforme de tiempo, se propaga una serie de ondas a una frecuencia discreta.
Una corriente eléctrica alterna (AC) se define como el movimiento de electrones en una misma dirección, usualmente a través de un conductor. Esta corriente produce dos tipos de campos: Un campo eléctrico AC y un campo magnético AC, ambos forman lo que se llama un campo electromagnético. Los campos eléctricos de la corriente alterna resultan de la intensidad de la carga y los campos magnéticos resultan del movimiento de las cargas. El campo eléctrico representa la fuerza que las cargas eléctricas ejercen sobre otras cargas, y esta fuerza puede repeler o atraer. El campo magnético se forma alrededor de la corriente y se irradia en ángulo recto respecto a la dirección de la corriente.
Resumiendo podemos decir que el conjunto de campo eléctrico (E) y del campo magnético (H) asociados a un mismo conductor se denomina campo electromagnético, y cuando todo el sistema de campos se desplaza se dice que existe una onda o radiación electromagnética.
Aunque todo este fenómeno parezca ajeno a nuestra cotidianidad, lo cierto es que sin ser conscientes vivimos sumergidos en un entorno electromagnético. La exposición a campos electromagnéticos generados por equipos, aparatos o líneas de conducción eléctrica ayudan a contaminar un poco más el entorno electromagnético en el que nos encontramos. Este entorno electromagnético puede ser debido a fuentes naturales como fuentes de origen solar y cósmico, descargas eléctricas atmosféricas) o fuentes procedentes del hombre (transmisores de radio, sistemas eléctricos y electrónicos de carácter industrial, pulso electromagnético debido a exposiciones nucleares, etc.
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